
El personal de Vigo Álvaro Cunquairo se concentró el lunes en las puertas del hospital para denunciar las agresiones a los profesionales de la salud, después de un nuevo caso que tuvo lugar en este centro el jueves pasado, cuando un grupo de enfermeras fue agredido por un pariente de un paciente y uno de ellos fue atacado físicamente.
Los trabajadores se reunieron en el acceso al hospital con pancartas para rechazar las agresiones en esta área y cantaron consignas, como «no en agresión, queremos prevención», «detener la agresión», «seguridad en trabajos» o «gestión de renuncia».
El presidente del Consejo de Personal de la Zona de la Salud, Pilar Rodríguez, explicó que la Ley del lunes, en la que participó el Diputado BNG, Brais Ruanova, tiene la intención de mostrar el rechazo de los trabajadores a una nueva «situación violenta», en este caso, que sufrió el personal de asistencia médica del área digestiva del hospital vigestivo.
Como se ha enfatizado, debe haber «tolerancia cero» para este tipo de comportamiento y ni la violencia física o verbal debe ser consentimiento, a menudo «trivializada» por los propios profesionales de la salud. Además, solicitó la gestión del área de salud que tome medidas preventivas de manera «urgente» y no puntualmente, al tiempo que recuerda que, para prevenir este tipo de situación, es esencial que haya una relación suficientemente personal y «protocolos claros».
Pilar Rodríguez denunció el crecimiento «alarmante» de las agresiones para los trabajadores en el área de salud y recordó que en 2024 se registraron 85 quejas por agresión física, sin contar otras situaciones que no fueron notificadas.
La última agresión
La última agresión registrada tuvo lugar el jueves pasado, cuando el personal de atención médica tuvo que llamar la atención sobre un pariente de un paciente, para ingresar a una zona de acceso restringida. La mujer se enfrentó a los trabajadores, que reprendieron e insultaron, empujando a uno de ellos.
Fue precisamente este asistente, en declaraciones a los medios de comunicación, que la hostilidad de esa persona creció, hasta que condujo a la agresión. Los profesionales se vieron obligados a recurrir a la seguridad y, después de calmar la situación, este trabajador tuvo que ir a situaciones de emergencia (ahora es baja), antes de ir a una queja por lo que sucedió.
En 10 años de carrera profesional, explicó, hubo muchas ocasiones en que ella y otros profesionales se vieron obligados a soportar la violencia verbal, pero esta fue la primera vez que los insultos o amenazas dieron lugar a la agresión física. «Estamos aquí para ayudar, para cuidar, pero tenemos que soportar mucha violencia, especialmente verbal (…), entendemos que los pacientes y la familia están nerviosos, en una situación vulnerable, pero esto no es una excusa», dijo.