
La sede del área libre de Vigo organizó la aplicación de Vega el miércoles, un instrumento tecnológico desarrollado por cuatro empresarios (dos oficiales de policía locales y dos inversores tecnológicos en Suiza) que identifican situaciones de riesgo de tiempo real, facilita la respuesta policial y permite obtener registros y comunicaciones.
La sede del área libre de Vigo organizó la aplicación de Vega el miércoles, un instrumento tecnológico desarrollado por cuatro empresarios (dos oficiales de policía locales y dos inversores tecnológicos en Suiza) que identifican situaciones de riesgo de tiempo real, facilita la respuesta policial y permite obtener registros y comunicaciones.
Es un software que tiene como objetivo «revolucionar» la protección de las víctimas, como lo explican sus creadores y que usa inteligencia artificial para identificar los patrones de riesgo en el entorno conversacional, sin pedirle a la víctima que interactúe directamente con el dispositivo en situaciones críticas.
El proyecto se encuentra en una fase avanzada de pruebas piloto y ha despertado el interés de las instituciones públicas, las fuerzas de seguridad y las entidades especializadas en las víctimas. Su objetivo es reducir el tiempo de la policía al máximo, facilitar la obtención de evidencia y capacitar a las víctimas. «Conocemos los límites del sistema actual por primera vez», dijeron sus creadores, quienes enfatizaron que «Vega no es solo un producto tecnológico; es un instrumento nacido de experiencia real y con un enfoque humano y preventivo».
Vega está estructurado en dos fases: una primera asistencia preventiva, inmediata de la información, la respuesta automática y las consultas de comunicación no están de acuerdo con las autoridades (se puede instalar en teléfonos móviles o relojes sin dejar consecuencias visibles y no requiere protección o procedimientos previos para ser utilizados); y una segunda fase reactiva.
En esta segunda fase, la aplicación se activa automáticamente en situaciones de riesgo, incluso cuando la víctima sufre de inmovilidad tónica, un fenómeno que evita el grito o el movimiento a través del miedo extremo. En caso de agresión, Vega abre el micrófono del dispositivo, envía la ubicación del GPS y registra el entorno en tiempo real, enviando esta información a una fábrica de recepción de alarma (CRA); Esto genera un cierto archivo digital que facilita la queja y conserva evidencia válida para el proceso judicial.
Los promotores de esta tecnología explicaron que no solo tienen la intención de participar en el tiempo de agresión, sino que «crear un ecosistema de asistencia que restaure la dignidad y la seguridad de las mujeres». Su diseño accesible y su implementación simple lo hacen compatible con diferentes contextos legales y realidades sociales.
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